sábado, 17 de enero de 2015

Agobio estival.

"Como aquel que se mira el ombligo y se ensimisma, 
tardes de oscuridad mientras el Sol ardía fuera.
Agua que hunde campos pero disfrutas de esa catástrofe, 
además das cuerda a tu odio con noches llenas de imágenes monstruosas.

Cuando se tiñe el Sol de naranja, 
se embarga la mente de pensamientos suicidas si no te acompañas tu mismo.
No salir ni un día de ti y no hacer más que escuchar ruido.

Ver a quien más te inspiró y por quien gritas.
Lecturas a la sombra sentado donde la infancia se forja cerca de donde la naturaleza vive.

Ruido bajo los pies,
una ansiada carrera por ver a quien un día tuviste miedo.
El pavor de una despedida, y una despedida que todavía duele.

La indiferencia, la escapatoria de la depresión, el tren del día raro.
Golpes, tristes y abundantes historias, gentío y rabia.

No volveré a esos días donde la luz del día me iluminaba la cara.
No quiero, por mucho que me hubieran dado.
Me mataría regresar".

Zar Alberto.

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