sábado, 28 de febrero de 2015

Llagas y pérdidas.

"Perdiendo la identidad con mucho dolor. Todo lo que toqué me quema en las manos.
Lejos queda ya su grito, su cariño y su preciso cálculo de quien no tiene más sustento que la rutina.
Impaciencia absoluta, férrea esperanza, instinto y corazón.

La compañía más dura y fiel. Garras que se clavan en mí como dagas hechas de mil aceros.
Dagas que cobrarán la venganza más fría y premeditada. 
Que dejan agujeros que se curan, pero no los volverás a ver cerrar.

No vuelvo a ello, aunque me ayudó más que relatos para pasar de los lujos que inundan los ojos del egoísmo más que el alma.


Apenas miro ese frío pasado donde con cuerdas y las palabras más bellas mis manos tocaron algo más frío que mil mañanas de desesperación por no poder con los días y su crudeza.

Toda esperanza de vida se plasmó en mis manos. Ahora viejas, doloridas y quebradas.

El llanto de quien deja la vida por agotamiento, tras haber sido un paso lleno de tribulaciones donde el día menos esperado haces bajar de su dormitorio a un niño que aquella noche no pudo dormir, y plasmándote en su sueño te hiciste material hasta convertir en imagen ruegos.

Desaparecer y volver con mil golpes, la cara mellada, tu tú callado y atrapado.Tu estirpe asesinada, tus dientes machacados y un cuerpo que no aguanta más. 
Y allí un chico que rozó tu cuerpo y se estremeció tanto como su alma le permitió.

Te recuerdo más de lo necesario, nunca te he llorado, pero tu tumba cubierta de nieve se derritió con el calor de mi corazón que te recuerda libre, tumbada y ayudándome desde donde lo necesitaba. Desde la mañana que siempre te depara la esperanza de continuar vivo".

Zar Alberto.

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